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A pesar de todo te quiero

marzo 25, 2018

Cuchi, …, cuchi,
saludo resuena alto,
sin embargo lejano.

Hasta trinidad de veces,
destrocé tu querer,
añicos a tu corazón,
hice sin compasión.

Como tortura recurrente,
tras trinidad de amaneceres,
los remordimientos florecen.

Comparto el instante,
con un fantasma,
este me escucha,
e incluso me comprende.

Mas no es lo mismo,
que aquellos momentos,
los mios contigo.

Añoro en ti perderme,
tu cabello de oro,
cosquillas me daba.

Tu olor lo inundaba,
mi vida perfumada,
mi alma y la tuya.

Sentir el riesgo,
que me infringías,
encontrar sentido,
romper la rutina.

No está claro,
me decías,
y de nuevo, repetías.

Contigo siempre era,
de nuestros días,
el último de nuestra era.

No podía pasar página,
pues conmigo te enojabas,
tus sentimientos afloraban,
brasas no apagadas.

Ahora me siento,
de igual modo,
las brasas escuecen.

De ellas vivo fuego,
todo lo deslumbra,
al final, en verdad,
a pesar de todo,
¡Te quiero!

Te extraño

febrero 24, 2018

Sé que lo nuestro,
al fin y al cabo,
amor de verano.

Yo bien quisiera,
que así no fuera,
mas doyme cuenta,
nuestras almas,
no son gemelas.

Sólo, una semana,
mas parecen años,
¡Oh! mi luciérnaga,
cuánto te extraño.

Recuerdos del ayer,
cuando los dos de la mano,
paseábamos enamorados.
¡Cuánto te extraño!

¿Quién me dirá,
que tenga cuidado,
con el coche?
¿Quién me repetirá,
qué fichaje?

Tu cara se me aparece,
caritas me pones,
enfermo de amor,
de nuevo me seduces.

Mas no es sino recuerdo,
un último aliento,
de esa atracción,
que no controlamos.

Amor de verano,
quién pudiera verte de nuevo,
fulgor del deseo,
que tanto extraño.

El fulgor del deseo

enero 23, 2018

Se cruzan las miradas,
guiños de complicidades pasadas.
Recorro tu brazo,
de arriba a abajo,
en mi cuello,
siento tu suspiro.

Y al poco un susurro,
que me dices suavecito,
te respondo bajito.

Mis labios se encuentran,
de repente con tu boca,
tu lengua juguetona,
sólo juega a encontrarme,
sólo juega a abandonarme.

Beso tras de beso,
con mucho esmero,
caricia tras caricia,
mientras no me entero,
con la camisa desabrochada,
delante de ti,
me encuentro indefenso.

De la mano me llevas,
a tu ancha alcoba,
de probar tus frutas,
ya va siendo hora,
mordida a mordida,
las siento muy maduras.

Jugueteo con ellas,
cómo a ti te gusta,
a sorbos me sirvo,
banquete divino.

El fulgor del deseo,
recorre nuestros cuerpos,
la hora ha llegado,
los cuerpos se han besado.

Compás tras compás,
tu cuerpo se torna fuente,
y a mi se agarra fuerte.

Siento todo tu cuerpo,
se mueve con cadencia,
tu respiración entrecortada,
si no esto no es la gloria,
entonces no lo es nada.

Te miro el rostro,
cara de disfrute,
mirada de goce.

Llevarme dejo,
pues tu imagen,
conmigo puede.

Es un instante,
que para mí,
quisiera eterno,
abrazado junto a ti.