No te comprometas a la ligera a cambiar por nadie. Si bien puedas estar convencido de que el cerebro es tan maleable que puedes adquirir sensibilidad artística sin haberla ejercido en la vida, pregúntate:
- ¿Cuánto tiempo me va a llevar?
- ¿Cuánto sacrificio me va a suponer?
- ¿De verdad merece la pena esa persona?
Repitételo una vez más:
¿De verdad merece la pena esa persona?