Sobre mi abalanzaste,
aliento me robaste.
Bocados mediante,
mi mano guiaste.
Abracé la ternura,
efímero el instante,
mas el tacto perdura.
Sólo fue el segundo,
que cambió mi mundo.
Sobre mi abalanzaste,
aliento me robaste.
Bocados mediante,
mi mano guiaste.
Abracé la ternura,
efímero el instante,
mas el tacto perdura.
Sólo fue el segundo,
que cambió mi mundo.