La odisea carmesí
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De la brava y alta montaña,
tres entremezclados torrentes,
descienden de las cumbres.
Para la intimidad,
cinco y noventa,
de todo lo rellena.
Ellas asustan normalmente,
las cucarachas de cazuela,
aquí son de un relajante.
El torrente más puro,
se dice de él italiano,
con pieles viene disfrazado.
De él ha sido,
eterno aspirante,
árbol a Apolo consagrado,
en segundo figurante,
de él por fin coronado.
Noches de luna llena,
al cielo discreto,
la vista alzo.
Espero la vuelta,
del que aventuras,
cuan amorososas,
del todo protagoniza.
El que marchar,
bien guapo,
no le importa,
torcido andar.
A su ídolo conoce,
de don Juanes padre,
en la sexta planta,
de esa gran morada.
Acercase a su vera,
si no en bicicleta,
no hay otra manera.
Cuatro atardeceres,
decenas de retazos,
todo bien hilvanado,
para que todo sonara,
como glaciar derrite
en agua bien clara.
De la manga as,
nunca presentado,
convencido me habíais,
no ser cómo esperabais.
noviembre 9, 2016 a las 5:42 pm |
[…] Con mi silencio yerro, pupila del todo ensangrentada, no sólo te la muestro, mas callo mi música peleada. […]
febrero 12, 2017 a las 2:55 am |
[…] Dos vinilos, uno resultante, del otro fuente. […]